Acaba de terminar la primera fase de la III Copa Final Four que se desarrolla en la ciudad de Chiapas, México, y la actuación de nuestra selección de vóley ha sido, hasta el momento, sobresaliente. De los tres partidos que ha disputado los ganó todos y es más, sólo perdió un set en lo que va de la competencia: frente a Argentina. Analicemos pues, brevemente los triunfos de nuestra bicolor.
Se cobró la revancha
República Dominicana era el primer rival a vencer. No era cualquier rival pues las centroamericanas nos habían ganado en la final de la Copa Panamericana que se realizó también en tierras aztecas. Y obviamente era una deuda que las matadoras tenían que cobrar.
Perú salió decidido a conquistar su primera victoria y no escatimó esfuerzos para lograr aquello. Se notó un equipo concentrado y disputando el encuentro con mucha responsabilidad como merece todo torneo internacional, a diferencia de sus rivales que optaron por alternar algunas suplentes. Bueno, es problemas de ellas no. Lo cierto que es que nuestras compatriotas tuvieron el control del cotejo en todo momento ganando con autoridad con parciales de 25-18, 25–14 y 25–15.
Nunca es saludable destacar sólo actuaciones individuales pero sería mezquino no mencionar lo importante que es la labor de Elena keldivekova en el sexteto peruano. Su inteligencia para decidir las jugadas y su precisión para sus levantadas hacen que las demás jugadoras se sientan seguras en el campo de juego Sin embargo, en general todas tuvieron una actuación para resaltar.
Sin mayores apuros
Ahora era el turno de enfrentar a las mexicanas, quienes en el papel eran las más débiles del torneo. Pero confiarse a veces es un arma de doble filo. Y vaya que nosotros sabemos de eso. Así que se esperaba que Perú saliera con la misma actitud que mostró en su partido anterior.
Y a decir verdad no tuvo que esforzarse demasiado para vencer a las anfitrionas pues las venció con un categórico 3 a 0, siendo los parciales 25–12, 25–16 y 25–7. Un triunfo contundente que permitía aumentar la confianza de que las cosas se estaban haciendo bien.
Y lo correcto que se está haciendo no sólo pasa por la labor de las jugadoras en la cancha. También por las decisiones que se están tomando a nivel dirigencial. Pues la contratación de un preparador físico para el seleccionado ha permitido que el potencial de nuestras chicas aumente considerablemente, pues como confesó la capitana Leyla Chihuán, el trabajo técnico se hace mucho más fácil: “saltamos lo mismo del punto inicial al último punto del partido”. Decisiones, que como dijimos, ayudan a que el sendero de nuestra selección circule por el derrotero del éxito.
Poder de reacción
El partido con Argentina fue como imaginábamos: más duro que los anteriores. Es sabido que las gauchas han mejorado mucho su nivel de vóley en estos últimos tiempos en todas sus categorías. Ya no son una perita en dulce como en décadas pasadas. Y lo demostraron siendo un duro escollo para la blanquirroja.
El primer set fue bastante parejo, por virtudes de las argentinas pero también por concesiones nuestras. Perú falló mucho en la recepción y si yerras en ese aspecto básico todo se hace más difícil. Es por ello que las albicelestes se impusieron por 28 a 26. Esto obligó a las peruanas a replantear el juego y la actitud. Y logró revertir el resultado con un vóley atildado que las paisanas de Maradona no pudieron contrarrestar. De esta manera las dirigidas por Mister king ganaron el segundo set por 25-16; el tercero por 25-14 y el cuarto y definitivo parcial por 25-21. Marcador final: Perú 3- Argentina 1
El sexteto nacional ha conseguido así terminar como líder en esta primera etapa del torneo mexicano. Esto le permitirá enfrentar a la selección que quedó última, vale decir a las aztecas. Y de ganar ese encuentro estará reservando un lugar en la gran final a disputarse el día sábado cuyo rival saldrá del duelo que sostendrán Argentina y República Dominicana.
Más allá de los resultados que en definitiva ayudan, sobre todo en lo anímico, lo cardinal es apreciar y resaltar la evolución que está teniendo nuestro equipo. La selección va de menos a más. Luego de unos baches que se vieron en los encuentros que disputó con Canadá en nuestro país (cuatro en total) se ha visto un equipo más cuajado y más sólido en defensa y en el ataque ha mostrado muchas variantes. Todo esto nos permite avizorar con optimismo no sólo los cotejos que faltan en el Final Four -que esperamos lograr el título- sino, sobre todo, en nuestra participación en el mundial que se disputará el próximo mes en Japón. Esa será nuestra verdadera prueba de fuego. Prueba que es posible superar si se siguen evidenciando los progresos que venimos observando en el presente. Que así sea.
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