viernes, 10 de diciembre de 2010

OTRO ENGAÑAMUCHACHOS

Amable lector(a), saque usted sus propias conclusiones. Nosotros sólo le vamos a dar unas cuántas estadísticas con sus respectivas preguntas.

La selección nacional hoy en total hizo 75 puntos – producto de los tres sets ganados – mientras que Costa Rica sólo logró 26. ¿Se le puede considerar entonces como un equipo útil para nuestra preparación? En el tercer set – aunque parezca inverosímil - Perú llegó a sacarle una ventaja de dieciocho puntos a su rival de turno (20-2). ¿Es concebible que un conjunto que necesita fortalecer sus virtudes, pero también corregir sus deficiencias, juegue con esta clase de rivales? A la bicolor sólo le bastó poco más de cuarenta minutos de juego para vencer a las centroamericanas. ¿Se puede entonces sacar conclusiones valiosas de este cotejo  que permitan a Natalia Málaga ir afinando su escuadra de cara al mundial?




No queremos inducir su respuesta, pero  si somos objetivos no nos queda más remedio que responder a esas interrogantes con un rotundo NO. Por lo que hoy vimos fue un monólogo absoluto y aburrido, donde la blanquirroja sencillamente aplastó a las costarricenses por 3 sets a 0. Los parciales hablan por sí mismos de esta abultada superioridad: 25-8, 25.12 y 25-6.

Tanta fue la abismal diferencia de uno y otro cuadro que la gente que asistió hoy al Bonilla ya ni celebraba los puntos. Por el contrario, se notaba cierto fastidio, tal vez recordando que algo similar sucedió con la preparación de la selección adulta a la que le trajeron sparrings de mantequilla.


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Al tener el control absoluto del encuentro, “Doña Bárbara” se animó a mandar a la cancha a la central Gina López y a la atacante por posición cuatro, Angela Leyva (integrantes de la selección de menores). Por el lado de Costa Rica su técnico ni siquiera daba instrucciones a sus dirigidas, quizás porque dudaba de que pudieran reaccionar de ese mar de desconciertos en el que estaban sumergidas.

¿Se puede sacar algún tipo de conclusión de este encuentro? Pienso que no. O en todo caso, lo único cierto que podemos colegir de este lance y del torneo en general,  es que si seguimos jugando con rivales de este nivel nos estamos volviendo a engañar y, lo que es peor, creando falsas expectativas a la afición. Tenemos que aprender de errores pasados para no volver a cometerlos, pues de hacerlo así sólo habrá dos causas: necedad o falta de capacidad.

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