ES TU ANIVERSARIO, PERO SOY YO QUIEN CELEBRA

Foto: Michael Carrión

El genial escritor argentino Jorge Luis Borges dijo alguna vez: “Yo no hablo de venganzas ni de perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón”. Anoche, las chicas de Sporting Cristal hicieron caso omiso al consejo del literato. Y era compresible, pues las celestes se enfrentaban al rival que semanas atrás le había ganado increíblemente un partido que las cerveceras juraban ya ganado. Por eso, la sed de venganza se reflejaba en los rostros de las bajopontinas. Alianza tenía que pagar por la afrenta pasada. Las del Rímac no lo habían olvidado. 

En un coliseo Bonilla colmado de espectadores, incluso más allá de su capacidad (cuidado con eso), las pupilas de Walter Lung salieron decididas a cobrarse la tan ansiada revancha. En los puntos iniciales, las integrantes de ambos conjuntos lucían nerviosas: fallaban en los saques, en la recepción y en la culminación de las jugadas de ataque. Conforme transcurría el partido, el mérito de las jugadoras de Cristal fue saber tranquilizarse y golpear en el momento preciso. Esta estrategia dio como resultado que el cuadro rimense se lleve el primer set por 25-19.

En la segunda manga, mientras que el ánimo y la seguridad aumentaban en las bajopontinas, en la tienda contraria, la de las aliancistas, el desconcierto hacía presa de ellas. Alianza generaba buenos ataques, pero quienes tenían que capitalizar esas llegadas no estaban finas. Cindy Calle y en especial Mirtha Uribe eran un concierto de imprecisiones. Cristal no se hacía dramas y aprovechaba los ‘regalitos’ íntimos. Aparicio, desesperado, cambió dos veces de líbero (Monzen por Rojas y viceversa) y mandó al banco a Mirtha. Nada de eso le dio resultado y tuvo que resignarse a ceder el set por un amplio 25-14 a favor de las celestes.

Si en los dos parciales iniciales la zona defensiva de Sporting Cristal estaba comportándose a la altura de las circunstancias, en este tercer juego quedó en deuda. La recepción era o muy forzada para la armadora o era errada. Para variar, los saques de sus jugadoras, que tanto daño venían causándole a las victorianas, también eran en su mayoría fallados. Así las cosas, Alianza Lima se adjudicó el set por 25-17 y la esperanza del hincha blanquiazul de presenciar una remontada volvió a renacer.

Y tal y como se presentó las cosas en los primeros puntos del cuarto parcial, aquella empresa no parecía imposible. Alianza dominaba y se alejaba en el marcador. No obstante, las cerveceras poquito a poco fueron retomando el ritmo y la concentración de los juegos iniciales. Y, además, volvieron a la estrategia del principio: lastimar a partir de los saques. Para lograrlo contaban con Janet Sánchez, una hincha aliancista con camiseta celeste. ‘Risitas’ es de las pocas jugadoras en el torneo que intenta arriesgar con el saque potencia. Aunque yerra algunas veces, la mayoría de ellas suele causar estragos en la defensa rival. Y vaya que ayer le produjo más de un dolor de cabeza a la retaguardia blanquiazul. Las aliancistas nunca encontraron la forma de contrarrestar esos servicios y sumado a los certeros ataques de Raffaella y compañía, Cristal aseguró la victoria al ganar el set por 25-21.

Finalizado el partido, las bajopontinas, comando técnico incluido, se juntaron en un abrazo eterno. Sabían lo que significaba este triunfo: acercarse al objetivo de clasificar al octogonal, recuperar la confianza tras la derrota anterior, y, por sobre todas las cosas, cobrarse esa deuda pendiente con las aliancistas. Y lo hicieron nada más y nada menos que en día del aniversario 111 del club íntimo. Ironías de la vida: cuando era el momento de Alianza para celebrar, son las celestes quienes festejaron. Maestro Borges perdónelas, pero las celestes sí pensaron en la venganza. Y lo consiguieron en un día especial para sus antagonistas. Y eso, suele ser más doloroso de digerir para las vencidas. 

A continuación, las declaraciones al término del encuentro de Raffaella Camet y Janet Sánchez, ambas jugadoras de Sporting Cristal.