martes, 23 de octubre de 2012

LUCES Y SOMBRAS DE LA CLASIFICACIÓN AL MUNDIAL (1ERA PARTE)

Foto: Carolina Romero

La celebrada clasificación al Mundial de República Checa por parte de la selección juvenil que dirige Natalia Málaga ha vuelto a poner en el escenario público a un grupo de muchachitas que con trabajo y tesón han vuelto a inscribir al Perú a una nueva cita mundialista. Por estos días, lo que no es novedad, la prensa de pronto les ha dedicado portadas y las invitaciones a distintos programas no han cesado y la popularidad de las ‘Matadorcitas’ ha crecido tanto como la sombra cuando el sol declina. Bien por ellas, claro.

Pero dos días después de la meta conseguida, creo que es oportuno hacer un análisis frío y desapasionado de la actuación de las pupilas de Natalia en este Sudamericano. Mencionaremos tres aspectos positivos y, sin ánimos de ser aguafiestas, otros tres que tampoco hay que perder de vista para llegar a conclusiones valiosas.

Vamos con lo primero entonces:

Espaldas anchas
Es una frase que escuché decir hace unos días a Natalia Málaga y tiene que ver con la capacidad para soportar toda clase de críticas y presión del entorno que siempre estarán presentes. Pero mucho más de quienes, sin saber cómo son las cosas verdaderamente, se convierten en detractores gratuitos sin conocimiento de causa. 

Luego de la dolorosa eliminación (Sudamericano 2010, en Lima) a manos de Argentina al Mundial de Turquía (2011), las chicas de Natalia cargaban con la pesada mochila de cambiar la historia y llevar al Perú nuevamente al escenario internacional. Más aún si nuevamente el torneo se jugaba en nuestro país. Ellas sabían que la expectativa y la responsabilidad eran grandes, pero no se corrieron a ese desafío y, con creces, no defraudaron las ilusiones del hincha. Tuvieron personalidad, a su muy corta edad, para soportar la presión. 

Hay futuro
“No pierdan de vista que en este equipo hay chicas que son menores, hemos tenido en algunos momentos hasta cinco de ellas en el campo”, decía Martín Escudero, asistente de Natalia, en la conferencia de prensa post encuentro ante Brasil. Y tiene razón. De las doce convocadas para este certamen, la mitad de ellas son de la categoría menores. Es decir, tienen menos de 17 años. Y de esas seis, hubo momentos que cinco de ellas estaban en la cancha (Leyva (15), Valiente (16), Frías (14), Almeida (16) y Palma (16)).

Y eso de por sí tiene una gran mérito y, sobre todo, nos permite ilusionarnos con esta nueva camada de voleibolistas que seguramente volverán a representarnos en el próximo Sudamericano, con la diferencia de que tendrán más partidos internacionales encima que les dotará una mayor experiencia.

Justo reconocimiento
La gestión de Juan Castro al mando de la Federación Peruana de Voleibol (FPV) ha recibido muchas críticas por diferentes aspectos que, en esta tribuna, también hemos tocado. No es el momento para entrar en detalles, pero lo que sí no se puede negar es que tuvo un gran acierto al relanzar hace dos años, con el nombre de Liga Nacional Juvenil, un torneo para las más jóvenes. Fue un acierto digo porque, entre otras cosas, permitió que esta nueva generación tenga más ritmo de competencia y puedan ser vistas por los entrenadores del primer equipo (que por lo general eras los mismos del juvenil) para que las consideren para disputar la Liga Superior.

Fue ese el caso de las integrantes de la selección juvenil, a tal punto que todas ellas -incluidas las suplentes- son titulares, ojo con eso, en sus respectivos clubes. Eso ayudó, naturalmente, a que Natalia las reciba con cierto ritmo de competencia y, en muchos casos, con la experiencia de haber disputado una final, como el caso de Danae, Milagros o la misma Ángela.

Si habría que mencionar a dos instituciones que han apostado seriamente por el trabajo en menores, esos son el Túpac Amaru y Sporting Cristal. En el caso del primero, un cuadro humilde y pundonoroso, ha sabido realizar buenas campañas en la Liga Superior teniendo en el campo de juego a muchas jovencitas. La mayor en ese equipo es Mirian Patiño, el resto eran menores de 18. Cristal también es otro ejemplo de que no es una locura jugársela por las más jóvenes. Bajo el mando de Walter Lung, las celestes clasificaron al último octogonal y estuvieron muy cerca de meterse en las instancias finales del torneo, dejando muy por debajo a cuadros con jugadoras más ‘grandecitas’. Ojalá que aquello no siga siendo la excepción a la regla  y que los clubes, como la Universidad San Martín, no solo inviertan en traer extranjeras o en contratar voleibolistas ya ‘veteranas’, sino también se preocupen en trabajar con las divisiones menores. 

Continuará...

1 comentario:

  1. Quiero centrar mi comentario en Natalia Málaga. NO es necesario pensar mucho para decirles que no estoy de acuerdo con la forma de dirigir a nuestra selección.No existe entrenador (a)en el mundo que humille tanto a sus jugadoras. Natalia no les da ánimo, mucho menos valor, al contrario las acompleja, les baja la autoestima, tienen miedo, pavor a perder un punto o simplemente jugar mal, se les nota en su cara. Mis queridos amigos, no es posible que Natalia les diga "mierdas, huevonas, etc. etc.", insultos como "se cagan de miedo, yo las conozco aquí se hacen las cojudas, etc. etc." Qu rabia sentí cuando en el partido con Colombia, les tocó fuertemente el rostro a tres jugadoras, eso significa castigo físico o maltrato físico. Señores, que se cree esta mujer. Se han dado cuenta que en los tiempos que se pide, en lugar de aprovecharlos para dar consejos o ver que otra táctica se utiliza, ella los emplea para atacar cobardemente a sus jugadoras, abusiva. Yo no entiendo porque soportan tanto castigo las seleccionadas, o sus padres. Si mi hija estuiviera allí, tengan la plena seguridad que le grito y saco a mi hija de la selección, mientras no boten a esta "endemoniada entrenadora". A un jugador hay que tratarlo bien, para levantarle el ánimo y darle confianza en su juego, tratarlo de otra forma es hundirlo. Según la política de Natalia, entonces a los alumnos que no rinden también hay que tratarlos de esa manera. Esto es inaudito, inconsistente, aberrante. La Sra. Natalia es la que tiene que cambiar o que se vaya a su casa inmediatamente, al voley hay que levantarlo de una vez.

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