DE VUELTA A CASA

Dicen que las despedidas son tristes, pero marcharte así es mucho más todavía. La selección peruana de vóley femenino cerró ayer su participación en el mundial Japón 2010 con una nueva derrota, esta vez frente a su similar de China por 3 sets a 0. De esta manera, se despide del torneo mundialista sin haber ganado un solo partido de la segunda ronda.

El elenco chino, que estaba urgido por el triunfo para intentar la clasificación a semifinales - que al final no lo logró -, desde el inicio le imprimió su clásica velocidad al encuentro. Las peruanas tardaron en reaccionar lo que las llevó a perder el primer set por 25 a 17.

Ya para el segundo pareció acomodarse mejor en la cancha; sin embargo, los repetitivos errores en la recepción jugaron nuevamente en contra de sus pretensiones y volvieron a sucumbir ante las asiáticas, perdiendo el set por 25-22.

El tercer set siguió la misma tónica de los anteriores: un Perú batallador pero ineficaz por momentos y una China veloz y eficiente cuando tenía que serlo. Y si están frente a frente la garra y la eficacia, lo seguro es que la segunda salga victoriosa. Y así sucedió y las chinas se adjudicaron el tercer parcial por 25-21.

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Perú en sus nueve partidos disputados en esta cita mundialista sólo sumó dos victorias (ante Argelia y Costa Rica) y sumó siete derrotas. Perdió todos sus partidos de la segunda fase, quedando último en el grupo E. Estadísticas nada favorables por supuesto, pero son tan reales como la congoja que nos provoca el sentirnos fuera del mundial y no haber alcanzado el objetivo.

Se viene ahora el momento de analizar la actuación peruana en Japón, aunque para muchos las cosas están más claras que el agua. En todo caso, habrá que esperar unos días para hacerlo con la mayor objetividad posible, cuando la pasión del hincha que todos tenemos haya menguado en nosotros. Lo haremos desde esta tribuna (CERCA A LA NET), esperando también que los que llevan las riendas de este deporte en nuestro país – entiéndase dirigentes- hagan lo propio y asuman las responsabilidades que les corresponden. Ellos, cuerpo técnico, jugadoras y periodistas deben poner las barbas en remojo y no emular a Poncio Pilatos lavándose cobardemente las manos. ¿Lo harán? Esperemos que si.