¿Qué es lo que nos faltó para ganar el encuentro? Difícil precisar una respuesta. La selección mostró temperamento, disfrutó el partido y mejoró en ataque y defensa. Pero igual perdió. ¿Acaso cabe esa trillada frase: “Jugamos como nunca y perdimos como siempre”? Otra pregunta difícil, ¿no es cierto? En todo caso cada uno tendrá su propia conclusión.
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Lo concreto es que ayer ha sido probablemente la presentación más digna de la blanquirroja. Con una Karla Ortiz ya recuperada anímicamente y más segura de si misma y con el empuje de la capitana Leyla Chihuán, Perú le plantó la cara a Corea del Sur y le jugó de igual a igual. La selección vendió cara su derrota que finalmente se produjo por 1 a 3.
Si tuviésemos que resumir el emocionante primer set diríamos que las peruanas encararon el partido con otra mentalidad y las coreanas eran un mar de desconciertos. Luego reaccionaron, claro, lo que generó un parejo set. La lucha era titánica por cada punto hasta que Perú lo ganó por 26 a 24.
Hemos dicho que Ortiz subió su nivel; lamentablemente el de Uceda descendió. La que venía siendo nuestra mejor anotadora del torneo esta vez no estuvo lo efectiva que esperábamos. En contraparte, Corea tuvo en la zurda Hwang una atacante eficaz, llevando a su escuadra a adjudicarse el segundo set por 25 a 15.
Ya para el tercero, se produce el punto de quiebre en el encuentro. Perú lo ganaba con autoridad desde el inicio, logrando estar hasta siete puntos arriba. Pero sucedió lo inesperado. Volvieron los desaciertos y las desconcentraciones y la aprensión se hacía presente de nuevo. Las sonrisas se convirtieron en gestos adustos y los reclamos entre ellas eran notorios. Ante tal situación, Corea no vaciló para voltearnos el marcador y ganarnos 25 a 18. Sí, exactamente por siete puntos de diferencia, los mismos que nosotros le llevábamos hasta el primer tiempo técnico.
Perú estaba obligado a ganar el cuarto periodo para forzar el desempate y lo pudo hacer logrado si tal vez Elena Keldibekova, la armadora, hubiese estado más precisa y Chihuán hubiera estado en mejores condiciones (lesionada de la rodilla izquierda). Con todo y eso, las peruanas lucharon hasta el final pero no alcanzó y Corea no derrotó por 25 a 23.
¿La selección va de menos a más? Parece que si. ¿Despertó demasiado tarde? La respuesta también parece ser afirmativa. Se ha perdido los dos encuentros de la segunda ronda y eso es real, pero hay que reconocer que la actitud es otra. Claro que este factor no siempre te lleva a conseguir los resultados que uno espera, pero de algún modo nos deja tranquilos, sin mucho ánimo de reprocharles nada. En cambio, nos permite tener confianza que, ante Turquía el lunes y ante China el martes, el nivel de nuestras muchachas siga en franco ascenso y que el bache del tercer ante Corea no vuelva a repetirse. A partir de ahí, cualquier cosa puede suceder.
Perú estaba obligado a ganar el cuarto periodo para forzar el desempate y lo pudo hacer logrado si tal vez Elena Keldibekova, la armadora, hubiese estado más precisa y Chihuán hubiera estado en mejores condiciones (lesionada de la rodilla izquierda). Con todo y eso, las peruanas lucharon hasta el final pero no alcanzó y Corea no derrotó por 25 a 23.
¿La selección va de menos a más? Parece que si. ¿Despertó demasiado tarde? La respuesta también parece ser afirmativa. Se ha perdido los dos encuentros de la segunda ronda y eso es real, pero hay que reconocer que la actitud es otra. Claro que este factor no siempre te lleva a conseguir los resultados que uno espera, pero de algún modo nos deja tranquilos, sin mucho ánimo de reprocharles nada. En cambio, nos permite tener confianza que, ante Turquía el lunes y ante China el martes, el nivel de nuestras muchachas siga en franco ascenso y que el bache del tercer ante Corea no vuelva a repetirse. A partir de ahí, cualquier cosa puede suceder.
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