Foto: Michael Carrión |
El italiano Luca Cristofani, entrenador de la selección adulta, tiene desde ayer domingo una tribuna exclusiva en la página web vivevoley.com, desde la cual una vez a la semana compartirá con los aficionados del deporte de la net alta sus experiencias y reflexiones sobre la labor que le toca realizar al frente de la bicolor.
A continuación, los dejamos con el primer artículo del ‘Tano’ Cristofani:
Desde mi llegada a Perú he creído en la necesidad de comunicar el trabajo que hemos venido a realizar en el Perú, por esa razón acepte la propuesta de escribir semana a semana sobre lo que acontece alrededor del objetivo que nos hemos planteado: la clasificación a los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Todo nació a partir de una llamada que recibí el día del play-off para la promoción en A1. Una llamada imprevista en la cual un tipo simpático probaba a decirme algo en español; obviamente no entendía nada, pero por esas coincidencias de la vida que no terminan nunca, al lado mío estaba Lino (ahora mi asistente entrenador) que habla bien el español y desde ese momento comenzó todo.
Hasta ese momento nunca había tenido las ganas de dejar mi ciudad que tanto amo. Había apenas rechazado el comando de otra selección nacional sudamericana y estaba agarrado a miles de compromisos laborales en Italia: habían pasado pocos días desde que me habían nombrado responsable de la selección sub-23 italiana, un proyecto que yo mismo había imaginado; estaba aún ligado a un club de la serie A; colaboraba con la universidad de mi ciudad, tenía un estudio de posturología, además de enseñar como docente para la Federación Italiana de Vóleibol.
Todos estos compromisos dejados en pocos días para firmar un contracto prácticamente 'a ciegas', inconsciencias o previsiones que solo el tiempo dirá.
Las motivaciones que empujan a las personas a tomar decisiones de este tipo muchas veces no son racionales sino instintivas. Conocía muy bien la historia de sucesos del vóley peruano y sabía también que era siempre cada vez más lejana. Sabía cuánto el vóley femenino era importante aquí y cuántas personas como yo aman este deporte. Por lo tanto el deseo de aceptar el desafío para volver a llevar el gran vóley al Perú me pareció razonable. Además, tengo un lazo familiar con este país y me hacía muy orgulloso haber tomado esta decisión.
Ahora lo que intentaré hacer es poner a disposición de todos los entrenadores que tengan el deseo, mis conocimientos; compactar a este grupo de jugadoras para alcanzar la clasificación olímpica, hacer crecer a las jóvenes promesas y crear proyectos junto a la Federación para encaminar el programa del vóley a 360 grados.
Es un reto muy grande, una verdadera Misión Olímpica.
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