Hoy Perú le dio una lección a Eslovenia. O mejor, al mundo entero. Ha dejado en claro que jamás se debe menospreciar a un rival, que no se debe apelar al ‘juego sucio’ para alcanzar un objetivo, que el fair play no debería ser tan solo un lindo ideal.
Razón tenía el escritor italiano Nicolás Tommaseo cuando decía que “la soberbia es el vicio más frecuentemente castigado, y, sin embargo, el más difícil de curar”. Perú castigó a Eslovenia, le hizo pagar caro su arrogancia y, de paso, le enrostró con furia que el nuestro es un país con tradición voleibolística, una nación que lucha, contra viento y marea, por recuperar el sitial que antaño ocupó.
Fue un 3-0 categórico (25-19, 25-14 y 25-21), pero más allá de haber ‘blanqueado’ a las eslovenas, produce una enorme satisfacción la forma cómo se les ganó. De lejos, esta es la mejor presentación de nuestra selección en este mundial. Con un bloqueo bastante sincronizado, saltando a tiempo, una correcta recepción, variantes en el armado -gran partido de Shiamara Almeida- y un ataque mortífero, con Ángela Leyva como figura excluyente (22 puntos), que hizo trizas la defensa europea, la bicolor pasó por encima de su antagonista.
Ahora se viene Serbia, sexteto que derrotó 3-1 a Grecia y con quien pelearemos el pase a semifinales. El choque ante las serbias será este viernes a las 06:00 a.m. (hora nacional). Seguramente será un duelo mucho más complicado que el de hoy, pero si nuestras chicas le ponen el corazón que le pusieron hoy, si mantienen la concentración y no olvidan que le han devuelto la ilusión a millones de peruanos, el triunfo no es una utopía.
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