Uno es la cabeza, el otro su mano derecha. Uno es casi calvo (siendo generosos), el otro tiene el cabello erecto (con barba incluida). Uno es, para ser europeo, bastante ‘chaparrito`, el otro parece jugador de la NBA. Uno no habla castellano –sólo balbucea algunas palabras-, el otro es su traductor oficial. Pero en lo que sí coinciden, por fin, es en el optimismo que tienen del trabajo que esperan realizar con nuestra selección. Nos referimos a Luca Cristofani y Pasqualino Giangrossi. El nuevo entrenador y asistente de la bicolor, respectivamente.
Uno observa a Cristofani y le da la impresión de ser un buen tipo, simpático y hasta parece divertido. Pero cuando tiene que hablar de su trabajo y de sus planes la seriedad domina sus gestos. No le huye a las cámaras ni a las preguntas, aunque no entienda ninguna. Claro, para eso lo tiene a Giangrossi. Pero él ha prometido, mano derecha levantada, que aprenderá el español en un mes como máximo. Cerebrito resultó el ‘Tano’.
Ambos se presentaron a la conferencia –la cual fue cubierta por muchos medios- vestidos con el buzo de la selección. Ya habían trabajo en la mañana con ocho chicas y ahora el turno era soportar a la prensa. ¿O nosotros a ellos? Lo cierto es que el italiano, de un metro setenta de estatura, fue claro en afirmar que desea contar con la recientemente elegida congresista – ejercerá a partir del 28 de julio- y ex capitana de la selección, Leyla Chihuán. La pelota está en la cancha de la espigada atacante.
No me imagino a Luca – perdonen por tutearlo, pero me inspira confianza- guapeando a la “Señora Ley”. No es que sea un requisito indispensable, como piensan los paladines del estilo de ‘Mala Mala’, pero me da curiosidad saber cómo manejará el grupo el europeo. A no ser que, para variar, de esto también se encargué el polifuncional Giangrossi. Por lo menos hasta que Cristofani se haya aprendido algunas ‘palabritas motivadoras’ para despertar a sus chicas. El tiempo lo dirá.
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