Es ya sabido por todos que la ex capitana de la selección de vóley Leyla Chihuán ha decidido postular al Congreso en las próximas elecciones generales que se celebrarán en abril próximo. Y lo hará representando al partido político Fuerza 2011, cuya agrupación es liderada por la actual congresista e hija del ex presidente Alberto Fujimori, la señora Keiko Fujimori Higuchi.
Debido a eso, la lluvia de críticas y cuestionamientos no han cesado de caer sobre “Ley”. Sin embargo, la mayor parte de estas tienen que ver por el hecho de haber elegido postular por el fujimorismo y no por otro partido (ella misma mencionó que también tenía propuestas de Perú Posible y el Partido Nacionalista). Más allá de los amores y desamores que despiertan los fujimoristas, lo cierto es que Leyla tendrá que lidiar con muchas situaciones que tarde o temprano, de ganar Keiko las elecciones, aparecerán.
Por ejemplo, la amnistía deseada a favor del ex presidente. No es ninguna novedad que de llegar el fujimorismo al poder tratarán de mover cielo y tierra para liberarlo. Y aunque Leyla Chihuán no tenga participación directa en esas artimañas, lo cierto es que algo de ese barro le salpicará, pues será parte de la agrupación que estará detrás de esa, llamada así por muchos, injusticia.
Por otro lado, Leyla, de ser elegida, sería la cuarta ex voleibolista que logre un lugar en el Parlamento. Antes estuvo Cecilia Tait (que nuevamente va a postular en estas elecciones) y en la actualidad figuran Cenaida Uribe y Gabriela Pérez del Solar. Pero, corríjanme si me equivoco, de ninguna de ellas se ha escuchado mayores cosas que hayan hecho por el deporte y, específicamente, por el vóley. La primera, prácticamente pasó inadvertida. Respecto a la segunda, sólo la he escuchado criticar al presidente de la Federación de Vóley, Juan Castro, y a algunas jugadoras luego de la decepcionante, aunque previsible, actuación en el último mundial de Japón. Claro, una posición muy cómoda desde luego. Mientras que la tercera, sólo salió a la luz luego que fue inscrita en el Salón de la Fama el año pasado (algo que nos hinchó el pecho ciertamente).
Pero el tema neurálgico es qué hicieron al llegar al Congreso. Qué nuevas ideas aportaron para el resurgimiento del vóley y otras disciplinas. Qué leyes plantearon y se promulgaron en beneficio del deporte peruano. Ese es el quid del asunto. No fustigo a Leyla por anhelar un escaño congresal – aunque soy de la idea de que todavía tenía mucho para dar en la selección, por lo menos un par de años más -. Lo que me pregunto es qué planteamientos presentará una vez ya elegida. ¿Es este paso que está dando una decisión meditada con anticipación o es producto de un “lavado de cerebro” de la cual ha sido víctima?
Espero, y lo digo con sinceridad, que esta experiencia sea de lo más gratificante para Leyla. Es una mujer luchadora, corajuda y frontal. Pero la política es cruel y, por lo general, uno actúa, o está limitado, por los intereses de los partidos que representas. Y la agrupación que ha elegido “Ley” no es precisamente un grupo casto y limpio. Bueno, en nuestro espectro político qué grupo lo es, ¿no es cierto?
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