El genial escritor español, Francisco de Quevedo (1580-1645), dijo alguna vez que “la soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió”. Aquella dura verdad la verificó hoy el entrenador brasileño Luizomar de Moura quien días previos al encuentro de esta noche había declarado que sus jugadoras, que ya llevan juntas hace cuatro años, nunca habían perdido en una final. Hoy sí la perdieron. Italia venció a Brasil 3-1 y es el campeón del Mundial Juvenil.
Las italianas, quienes hasta ahora solamente habían conseguido la medalla de plata, allá por el año 1997 cuando perdieron en la final ante Rusia, se han coronado por primera vez en su historia como las nuevas monarcas mundiales en esta categoría. Y lo hicieron nada más y nada menos que ante Brasil, seis veces campeón mundial juvenil.
Fue un partido emocionante de principio a fin. Con dos sextetos que tenían los argumentos necesarios para lograr el título. Pero Italia explotó sobre todo su buen saque para dañar a la defensa brasileña que se mostraba impotente cuando intentaba neutralizarlo.
Si bien es cierto fue Brasil quien dio el primer golpe al ganar el set inicial por 25-21 en veintiséis minutos de juego, las europeas a partir del segundo parcial ejercieron un claro dominio sobre su oponente. Prueba de ello es que en la segunda manga Italia ganó a Brasil por un aplastante 25-13. El tercero le fue también favorable esta vez por 25-20, para consumar luego su victoria al adjudicarse el cuarto juego por 25-22.
Merecido premio a un equipo que con perfil bajo fue construyendo esta hazaña a base de humildad y sacrificio. Aquella humildad que estuvo ausente en el entrenador brasileño y que este duro golpe le enseñará que mientras más alto te creas estar, más fuerte y severa será tu caída.
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