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Por: Michael Carrión
Y pensar que años atrás el choque entre estas dos selecciones era considerado el clásico sudamericano. La paridad de sus fuerzas hizo que se catalogara así el duelo entre ellas. Acertar un pronóstico era tan difícil como ganarse la Tinka. En la actualidad, no es más que el enfrentamiento entre dos escuadras cuyos niveles de juego distan mucho el uno del otro. Es algo así como pelea entre David y Goliat. Hoy, más allá del país donde se enfrenten, ya todos saben, salvo una situación excepcional, quién ganará.
Y pensar que años atrás el choque entre estas dos selecciones era considerado el clásico sudamericano. La paridad de sus fuerzas hizo que se catalogara así el duelo entre ellas. Acertar un pronóstico era tan difícil como ganarse la Tinka. En la actualidad, no es más que el enfrentamiento entre dos escuadras cuyos niveles de juego distan mucho el uno del otro. Es algo así como pelea entre David y Goliat. Hoy, más allá del país donde se enfrenten, ya todos saben, salvo una situación excepcional, quién ganará.
Nos referimos al choque entre Brasil y Perú. Mientras que las primeras están en un nivel superlativo, las nuestras están todavía en proceso de entender la idea de juego de su nuevo entrenador. Esa es la realidad. El conjunto brasileño es un equipo muy trabajado, que conoce perfectamente lo que tiene que hacer dentro de la cancha. En cambio, las peruanas aún están tratando de adaptarse al estilo que quiere imponer Cristofani. Estilo por cierto que no está dando resultados.
Hay poco para hablar del encuentro que la selección perdió hace instantes con las ‘garotas’ por 3-0 (25-14, 25-25 y 25-13), por la Copa Internacional que se juega en Brasil. Y decimos poco porque eso es lo que mostraron como virtudes las pupilas del italiano. Más bien, fueron incontables los errores, ya recurrentes, que cometieron (saque, recepción y bloqueo).
Es cierto que aspirar a ganarle a Brasil, y de visita, era de alguna manera pedirles demasiado a las nacionales, pero hasta el propio entrenador brasileño al término del cotejo declaró que esperaba que Perú opusiera mayor resistencia. Sin embargo, el elenco peruano hoy fue más frágil que nunca.
Ausente Carla Rueda y Patty Soto, Luca Cristofani se decidió por Ángela Aquino y Zoila La Rosa como titulares. Ambas, al igual que el resto del equipo, tuvieron una discreta actuación. Lo que llama la atención es que el italiano es reacio a producir cambios. Todo lo contrario sucedió con el estratega rival que envió a sus demás jugadoras al terreno de juego. Cuando ya casi estaba perdido en tercer set, recién se animó Cristofani para hacer ingresar a Luren Baylón.
¿No son estos partidos para probar a todo el equipo e ir consolidando más variantes en la selección? ¿Por qué entonces no le da la oportunidad a la central Paola García? ¿Por qué no va desde el arranque Baylón? Las respuestas las debe tener Cristofani desde luego, pero creemos que si tozudamente sigue insistiendo con un solo grupo de jugadoras, las cosas no van a cambiar demasiado.
Mañana, la selección peruana se medirá ante el combinado de Italia, que en el partido inaugural del torneo fue derrotada por Japón por 3 sets a 0 (25 / 21, 25/19 y 25/15). En el encuentro de fondo, las brasileñas chocarán con las japonesas.
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