miércoles, 20 de julio de 2011

FALTAN DOS DÍAS PARA EL MUNDIAL Y EL GRAN CHIMÚ AÚN NO ESTÁ LISTO

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Fuente: elpoli.pe

Hay situaciones que no se pueden pasar por alto. Una de ellas es la pésima costumbre de hacer las cosas a último momento. Muestra de ello es lo ocurrido con el coliseo Gran Chimú de Trujillo, que a estas alturas debe estar pasando su última inspección previa al Campeonato Mundial Juvenil de Voleibol Perú 2011.

A solo dos días para el inicio del torneo, el escenario trujillano aún no estaba listo. Las obras recién fueron entregadas a la Federación Peruana de Voleibol el lunes, muy tarde e inconclusas. Ese día, la queja no solo era del presidente de la organización en Trujillo, Luis Linares, sino también de las integrantes del seleccionado nacional.

En la mañana de ese día, todavía no se terminaba de subir la parrilla (panel, estante donde van las luminarias o focos de iluminación del coliseo), faltaba terminar de colocar el piso (uno especial, homologado por la Federación Internacional de Voleibol) y los directivos de la FPV se jalaban los pelos porque no podían demarcar el suelo ni acondicionar las oficinas y lugares que debe tener un escenario deportivo para una competencia de tal magnitud.

Para quienes no conocen de temas de organización, hay que contarles que un coliseo sede de un Mundial debe tener, entre otras, dos canchas de entrenamiento, oficina de prensa, zona mixta, sala de conferencias y más. Esto no se podía trabajar el lunes porque el recinto no estaba listo.

¿Desde cuándo se sabía que el Perú sería sede del Mundial? ¿No fue hace un año o quizá un poco más que el propio presidente del Instituto Peruano del Deporte, Arturo Woodman, anunciaba con bombos y platillos la confirmación del país como organizador del torneo?

Pues el anuncio, al parecer, no estuvo acompañado de la acción. Porque ya desde entonces se sabía que las sedes de la competencia sería los coliseos Dibós de Lima y Gran Chimú de Trujillo. Entonces, ¿Por qué no se pusieron manos a la obra en ese preciso instante?

Es posible que si la obras se hubiesen iniciado a tiempo, no se tendrían los dolores de cabeza que ahora agobian a los miembros de la organización. Y a las pupilas de Natalia Málaga, quienes no han podido sacar ninguna ventaja de ser anfitrionas, porque hasta ayer no podían hacer reconocimiento ni utilizar las instalaciones del Gran Chimú para sus últimos topes antes del certamen.

La molestia y la indignación las hicieron conoces las propias integrantes del seleccionado nacional, con su capitana Clarivett Yllescas de vocera. "Es una pena que hayamos llegado a Trujillo con anticipación y no podamos utilizar el coliseo", dijo.

Tiene toda la razón. El reconocimiento de la cancha donde jugará es importante para cualquier equipo. Si eres el anfitrión deberías tener tiempo suficiente para probar y adaptarte al terreno de juego. Porque no todos los campos son iguales, no todos tienen la misma textura ni igual amortiguación a la hora del salto y la caída.

Faltan dos días para el inicio del Mundial y no podemos ponernos nosotros mismos la zancadilla. Aquí el perjudicado es el equipo peruano, que llega con mucho entusiasmo a tratar de hacer historia en su Mundial y se encuentra con un portazo en la cara por parte de las autoridades.

Y ojo, que esta vez, la culpa no es de la Federación Peruana de Voleibol, sino del IPD, por no prever las situaciones y actuar a tiempo. Es el dueño del coliseo y el llamado a tenerlo listo en su momento, tal como ofreció cuando se emocionó por el encargo de poner al país en los ojos del mundo con una disciplina que atrae masas y les ha dado épocas de brillantez y gloria a los aficionados.

Basta de improvisación, señores. Hay que planificar las cosas, ponerse plazos y cumplirlos pensando en el deportistas y no en intereses o rencillas personales que a los únicos que perjudican es a los protagonistas de los torneos y al público que se ilusiona sin saber todo lo que hay detrás de una competencia.

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